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Mami y Lanie en Alemania y Roma

El mes de mayo de 2009 la tía Lanie y mami hicieron un viaje a Alemania de 2 semanas (y unos días a Roma). Vinieron a visitar a los Villegas y a mí (Annie), que estoy por un año en Frankfurt, Alemania, de Au Pair (niñera).

Annie Nieto

Lean más abajo sus fabulosas aventuras.

(Read soon English version).

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Los primeros días se quedaron con Hugo y Gabi Villegas, y yo, como no tenía clases, iba a visitarlas en las mañanas y nos íbamos a pasear. A veces, hasta me acompañaban a recoger a Cecilia (hija de la familia donde vivo) de la guardería, que está cerca de la casa de los Villegas. Yo después tenía qué regresarme a cuidar a los niños en la casa. Platicamos bastante con Hugo, aunque a Gabi no la vimos tanto porque estuvo en Mainz por unos días.

Un día Héctor Villegas nos llevó al centro de la ciudad y estuvo contándonos la historia de algunos de los edificios y plazas de Frankfurt. Ese mismo día también fuimos a la Catedral de Frankfurt, una iglesia estilo gótico, contruida con piedra color rosa-roja. Ahí una señora nos ofreció un tour y también nos explicó la historia de la catedral, donde nombraban a los reyes de la región, en la edad media. Después nos encontramos con Gisela (esposa de Héctor) para comer juntos durante su pausa de mediodía en el trabajo.

Durante los días en Frankfurt estuvimos paseándonos por el centro de la ciudad y cerca del río. También fuimos a un parque y a unos jardines botánicos, donde cobran por entrar, pero que están muy padres. Se llama Jardín de las Palmas; tiene muchas flores, e incluso varios invernaderos que simulan diferentes áreas del mundo. Una se sentía como en Tampico (aunque estuviera medio fresco afuera). También había una cascada y un lago artificial, donde podías andar en bote. A Lanie y a mi mamá les gustó tanto que regresamos en otro día.

Después de unos dias Lanie y mami se cambiaron con nosotros, o sea con la familia Jaecker, donde estoy viviendo. Llegaron un martes y se vinieron un viernes. Ese día celebramos mi cumpleaños (que había sido el 17 de abril). Lanie, mami y yo hicimos comida mexicana: mole, pollo, arroz y salsa (pico de gallo). Invitamos a todos los Villegas Gelhausen y vinieron con los niños. Los niños se la pasaron muy bien jugando por toda la casa, mientras los adultos comíamos a gusto sentados y tomábamos vino espumoso (tipo champagna). A todos les gustó mucho el mole; le quedó muy rico a mi mamá, que fue la encargada de prepararlo. Nos la pasamos muy bien sentados en la terraza de los Jaecker y me dio mucho gusto poder compartir una cena así con Lanie, mami y mis nuevas familias alemanas.

Chrisi (la señora de la casa) fue una increíble anfitriona. Puso flores en el cuarto de huéspedes y de bienvenida les regaló a Lanie y a mami chocolates. También hacía cenas típicas alemanas; por ejemplo, un día hizo espárragos con papas cocidas y una salsa muy rica; y otro día hizo knoedels (bolas de masa hervida) con una crema de champiñones deliciosa (a mí me encanta, es una de mis comidas favoritas). Con la cena siempre nos servía vino.

Un día fuimos a pasear mi mamá y yo cerca de la casa, donde hay mucha naturaleza y campo. El cielo estaba claro, aunque estaba atardeciendo, y caminamos juntas durante un buen rato. Tuvimos una buena charla de madre a hija y hablamos un poco de mi futuro, de la vida, de los planes de la familia…

Los niños Jacker estuvieron encantados con las señoras, y muy en especial también con las galletas de queso que trajeron. Lanie y mi mamá se ponían a jugar seguido con Lucie y con Cecilia. Hasta me ayudaron a llevar a los ninos a dormir (no querían que yo los llevara, sino que vinieran mami y Lanie). Fue muy chistoso como Lucie les hablaba en alemán y Lanie y mami contestaban en inglés, y de alguna u otra forma se daban a entender.

Uno de los días en que fuimos al centro, tuve que regresarme antes para recoger a Cecilia. Después de recogerla tenía qué acompañarla a jugar a casa de uno de sus amiguitos, por lo que tuve qué explicarles cómo regresar a la casa de los Jaecker. Creo que más o menos sí encontraron su camino de regreso, sólo que en la última estación del metro se puede caminar a la casa o tomar el autobús (el problema con el autobús es que te tienes que fijar en qué dirección va.). El caso es que mami y Lanie vieron el número pero no la dirección (además no se la sabían) y tomaron el bus equivocado. Lo bueno es que se dieron cuenta y se bajaron del bus en la siguiente parada. Decidieron mejor caminar a casa, y gracias a Dios encontraron bien su camino (tenían mi cel también por si acaso).

Con los Jaecker fuimos a un pueblo muy pintoresco que se llama Buedingen, con casas típicas alemanas, jardines y una muralla alrededor del pueblo. Ahí también se encontraba un mini castillo, que tenía recámaras en renta (tipo hotel) y un museo. Ese día también visitamos un castillo más grande, que está en la cima de un monte. El castillo se llama Ronneburg, y mucha gente que va ahí se disfraza como en la edad media. Cuando fuimos nos tocó ver dos bodas en el castillo: una normal y la otra con las personas disfrazadas. Había además una torre, a la que te podías subir y podías ver de lejos Frankfurt y otras cuidades cercanas, además de la espectacular vista de los campos alrededor. En Ronneburg a veces tienen torneos de jinetes. De hecho, el fin de semana pasado acompañé a los Jaecker, que llevaron a los niños al torneo. Fue muy divertido y emocionante, como en una película, y aunque los jinetes no eran profesionales, daba mucha risa verlos vestidos y tratando de hacer cosas que hacían hace varios cientos de años.

El día de las madres los Villegas nos llevaron a Hessen Park, que es un museo en forma de un pequeño pueblo. Ahí han reunido casas antiguas de diferentes lugares del estado, así como diversos instrumentos que usaban en los tiempos de antes. Está muy interesante, pues tienen muchos caminitos, una iglesia, una escuela, una pequeña granja, animales, y también gente vestida como se vestían antes (y cargando cubetas, o cosas asi). Nos la pasamos muy bien ese día.

Pero lo más impresionante de la visita de Lanie y Mami fue el viaje a Roma, que hicimos casi al final de su visita (ellas ya habían estado en Roma, pero para mí fue la primera vez). Chrisi, la mamá de los niños Jaecker, me dio tres días libres, y así pudimos ir de jueves a lunes a Roma. Héctor Villegas fue tan amable de llevarnos a la parada del autobús a las 2:30 de la madrugada (pues no había transporte público a esa hora). Llegamos a Roma bien, aunque algo cansadas, y además, tuvimos qué esperar una hora a que llegara el joven para abrirnos el cuarto que habíamos rentado. Nos quedamos en un Bed & Breakfast, aunque en verdad no había desayuno. Había galletas, pan y café, pero lo tenías qué sacar y preparar tú mismo. Pero para nosotras estuvo muy bien; compartíamos cocina y baño, y así pudimos cocinar varias veces en el depa. Cerca de la casa había un supermercado, lo que nos ayudó mucho para hacer nuestras comidas caseras. En las mañanas nos levantábamos temprano y hacíamos nuestro lonche de sandwiches todos los días (ya conocen a mami).

La experiencia en Roma fue fenomenal, además de que fue una bendición estar acompañada de Lanie y de mami. De hecho, fue muy divertido estar con ellas en cada aventura que nos pasaba. Tratando de preguntar cómo llegar aquí o allá, o dónde había un supermercado. Porque eso sí, muchos italianos no hablan nada de inglés, así que seguido preguntábamos en español, para que nos entendieran un poco. Compramos un Roma Pass, que incluía la entrada a dos museos y el transporte público por tres días. Entre todas tuvimos que ver cómo funcionaba eso del transporte y le agarramos la onda rápido. Ya hasta nos estábamos aprendiendo las redes del metro 🙂

Visitamos El Coliseo, el Foro Romano, el Panteón; pasamos por el monumento a Vittorio Emanuele III (presidente de Italia, rey o algo así), por la Fuente de Trevi, la Plaza de España, de Venecia, del Pueblo y otras más. También visitamos el Castillo de San Angelo y, por supuesto, el Vaticano. Tuvimos la oportunidad de poder ir a misa 3 veces en la Basílica de San Pedro, y no hubo vez que, al entrar, no nos asombráramos de la belleza y magnificencia de la basílica. Visitamos también el museo (o los museos) del Vaticano, incluyendo la Capilla Sixtina. En verdad no tengo palabras para describir la grandeza del lugar. Simplemente impresionante. Tanto arte, tanta belleza, tanto trabajo, esfuerzo, imaginación, tiempo… Además de la Basilica de San Pedro visitamos las otras 3 basílicas principales de Roma, que son la de Santa Maria la Mayor, la de San Juan de Letrán y la de San Pablo Extramuros. También fuimos a otras siete u ocho iglesias más. Por supuesto que comimos pizza y pasta durante nuestra estancia en Roma, original e italiana! Al final del día estábamos muertas y con los pies hinchados de tanto caminar, pero siempre super contentas de que valía la pena el esfuerzo.

Cuando regresamos a Frankfurt sólo les quedaba un día a mi mamá y a Lanie. Más bien descansamos y ellas prepararon sus maletas para el largo viaje de regreso.

El último día nos quedamos a dormir con Héctor y Gisela, y Héctor nos llevó al aeropuerto. Al despedirnos no me sentía triste; si tenía un poco de ganas de llorar, pero por alguna razón nunca me salen las lágrimas. Cuando vi a mi mamá y a Lanie irse me sentía sobre todo muy contenta, por esos maravillosos e inolvidable momentos que vivimos juntas estas dos semanas.

Annie Nieto