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Historia de Miedo

 

Esto sucedió hace algún tiempo, y aunque parece arrancado de las páginas de cualquier historia de Alfred Hitchcock, dicen que fue real…

Un hombre estaba parado a la orilla de la carretera a medianoche pidiendo aventón, a la vez que estaba cayendo una tremenda tormenta. Esto sucedió la madrugada de un 31 de Octubre. El lugar: Carretera San Buenaventura-Cuatrocienegas, Coahuila. Pasó un tiempo pero nadie se paraba para llevarlo. La tormenta era tan fuerte que apenas si se alcanzaba a ver a unos 3 metros de distancia.

De repente vio como un extrano carro con las luces apagadas que se acercaba lentamente y al final se detuvo frente a él. El tipo, sin dudarlo por lo precaria de su situación, se sube al carro y cierra la puerta. Voltea y se da cuenta con asombro de que nadie va manejando el carro. El carro arranca suave y pausadamente. El hombre ve hacia la carretera y con horror se percata que adelante está una curva. Asustado, comienza a rezar e implorar por su salvación al advertir su trágico destino. Aún no ha terminado de salir en su espanto, cuando justo antes de llegar a la curva, aparece una mano tenebrosa por la ventana del chofer y mueve el volante lentamente pero con firmeza. Paralizado del terror y sin aliento, medio cierra sus ojos, se aferra con todas sus fuerzas al asiento, inmóvil e impotente ve cómo sucedía lo mismo en cada curva del obscuro camino, mientras la tormenta aumentaba su fuerza. El hombre, sacando fuerzas de donde ya no le quedaban, se baja del carro a la primera oportunidad y se echa a correr por toda la carretera hasta el pueblo más cercano.

Exhausto, todo empapado, se dirige a una cantina del pueblo, la cual se encontraba aún abierta. Entra a ella y pide una botella de tequila y todavía temblando les empieza a contar a todos los presentes la horrible experiencia que acababa de presenciar. Se hizo un silencio ante el asombro de todos.

Como a la media hora entran a la cantina dos hombres, todos mojados, y le dice uno al otro en tono molesto: “Mira Juan, allí esta el pendejo que se subió al carro cuando lo veníamos empujando.”

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