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Sólo en Monterrey Pasa

 

La esposa de Don Cruz Trevino Martinez de la Garza recien habia fallecido.

“Compadre, mi Vivianita, compadre, que se me ha ido mi vieja…”

Que pena me da compadrito” – responde su amigo- “pero digame, en donde la
van a velar, en cual funeraria?”,

“Funeraria?, ?no que va!, esas cosas salen muy caras, compadre”.

“A como es uste agarrao compadre”, replica el amigo, “tons donde?”,

“Pos en la casa, ya me prestaron 4 velas…”,

“Oiga…, y en cual panteon la va a sepultar?”,

“Panteon?, parese tantito, no ve que estan muy caros. En la fosa comun
compadre…”,

“Ta’ barbaro uste!, oiga, digo… de perdida le va a poner una esquela el
domingo?”,

“Ah pos no habia pensado en eso, compadrito”,

“No sea  codo, andele, yo lo acompano pa que la ponga”.


Total que llegan juntos a las oficinas del periodico a poner la dichosa
esquela.

“A ver, vengo a poner una esquela. De a como sale eso?”,

“Las esquelas se cobran por cada palabra que aparezca” le explica el
empleado,

“Ah jijos, pos entonces nomas pongale “MURIO VIVIANA”,

El compadre que lo acompanaba, le recrimina: “No la friegue compadre, mire,
pa’ que vea que soy su compadre, le voy a pagar otras 3 palabras”

“No pos asi si, compadre… tons pongale:

“MURIO VIVIANA, VENDO CARIBE 84”

 

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